La PAUSA de la FELICIDAD


Hace aproximadamente un año decidí ponerme a emprender.

Sabía que iba a ser algo difícil, porque además de ya serlo para todos de por sí, yo llevaba un año totalmente desconectada del mundo laboral y de baja médica por un tema muy delicado de salud.

Pero, aun así y, aún sin estar segura de sí aguantaría más de 2 horas seguidas delante del ordenador sin que me doliera la cabeza, de si sería capaz de hacer funcionar a mi cabeza de un modo parecido a como ya lo hacía, sumado a los miedos e incertidumbres que todo emprendedor tiene en un inicio, a que tampoco tenía ningún tipo de proyecto en mente y que toda yo era un mar de dudas…

pues aun así, decidí apuntarme a una escuela de emprendimiento y tirarme de cabeza a la piscina (lo único que tenía claro en ese momento es que esperaba que en esa piscina hubiera agua).

Y sí, no me arrepiento para nada.

Cualquier emprendedor con el que hables, te dirá que los inicios nunca son fáciles y que hay que trabajar muy duro para conseguir ese sueño que te has propuesto lograr y poder vivir (o medio vivir) de ello.

Obviamente, yo te diría lo mismo.

Como ya te he dicho, no tenía ni la más mínima idea de hacia dónde tirar ni qué tipo de proyecto quería construir.

Esta primera etapa, la bauticé como ‘las dudas del no sé qué hacer con mi vida’.

Así que, tal y como me iba indicando mi tutor, fui siguiendo mi hoja de ruta, haciendo ejercicios y forjando esa mentalidad ganadora que todo emprendedor necesita (bueno, y no emprendedor también).

De todo eso iban saliendo cositas, pero tanta introspección no me iba a servir de nada si no indagaba aún más para poder lograr el proyecto que deseaba.

Así que, paré en seco y me puse a hacer un gran análisis de mi vida. 

En ese momento, me di cuenta de que en mi año anterior ya había estado (sin darme cuenta) con un proyecto en marcha: yo misma.

Sí, había modificado mi vida de tal manera que cada vez estaba un poquito más cerca de quien realmente era.

Pero no había sido consciente hasta ese momento…

Mi vida había dado un giro enorme hacia una vida mucho más saludable a todos los niveles.

Así que hice una lista de todos esos cambios que había ido testeando en mí misma y tomé una decisión.

Mi proyecto iba a ser ayudar a mujeres a cambiar hábitos para llevar una vida más saludable y feliz, sin estrés de por medio (o con el mínimo posible).

Quería compartir con el mundo cómo lo había logrado yo y hacer que más personas lo lograran también.

Pocas semanas después, mi salud volvió a ponerme en alerta y paré de nuevo todo lo que estaba haciendo en la escuela prácticamente 2 meses.

Durante ese tiempo, para no desconectarme del todo, decidí ir haciendo pequeños cursos cortos o alguna masterclass.

Todo lo que mi mente me permitiera sin sentirme extremadamente forzada ni estresada (que es lo que mis médicos quieren que evite).

Y en uno de esos cursos, di con uno de copywriting en los que no solo te pedían que hicieras las prácticas que te contaban en sus clases, sino que también te las corregían.

Y sí, a ello que me puse.

La verdad es que la sensación que tuve al escribir hizo que me sintiera más conectada de lo que pensaba.

Y, como humana que soy, me hizo entrar en la comparación de lo que había sentido esa semana (y cada vez que escribo en mi cuaderno) con lo que había sentido con el proyecto que estaba iniciando y había dejado parado por este tiempo.

Y ¿cuál fue mi sorpresa? Lo que pasó al volver a retomar la escuela.

Unos días después tuve que hacer un vídeo y viendo que todo el mundo ponía su nombre y a lo que se dedicaban, pensé que como aun no tenía proyecto, no sabía que poner, así que lo dejé en blanco.

Al rato volví a ponerme frente al ordenador y, simplemente, me puse a escribir y salió solo: Andrea Fernández - futura copywriter-.

Todo lo que te he ido contando quizá no tenga mucho significado para ti o pienses que es un sinsentido y estoy hablando por hablar.

Pero te invito a que leas más allá (y ahora entenderás el nombre de mi proyecto y de este mismo post).

Con todo lo que te he contado (de manera más que resumida) sumado a otras mil cosas más, me he dado cuenta de lo que ha sido para mí LA REFLEXIÓN que es la siguiente:

Cuando te paras a pensar, observas y respiras, cuando sueltas las expectativas, los miedos y el control, simplemente sale.

Llámalo sale, lo consigues, ves la luz, empiezas, tomas una decisión (como más te guste).

Yo lo sentí y salió de mis dedos en lo que quería convertirme, aunque eso significara haber invertido (que no perdido) 6 meses de mi vida trabajando en formar un nuevo proyecto que ahora iba a quedar en el olvido.

Tenía claro que mi proyecto iba a llamarse ‘La pausa de la felicidad’, porque es cuando paramos, cuando realmente vemos y sentimos cómo lograr esa felicidad. Y eso lo enlazo con otra frase de la que no había sido tampoco muy consciente: ‘el placer de las pequeñas cosas’.

Así que como buena “hierbas” que soy (así me llaman mis amigas cuando saco mi lado más filosófico y místico), sentí que, aunque mi nuevo proyecto ya no iba a ser el que estaba trabajando, se iba a llamar igual.

Pero no porque quisiera mantener algo de él y sentirme menos mal por haberlo “abandonado”. Sino porque desde que mi proyecto principal empecé a ser yo (y seguiré siéndolo), he visto que da igual el proyecto que empiece, porque mi esencia siempre estará ahí.

Y, actualmente, creo que no hay nada que me defina a mí y a mi vida mejor que esto.

Así que, bienvenidx a LA PAUSA DE LA FELICIDAD.

Mi espacio para fluir, vibrar, sentir y compartir todo aquello que así sienta. Seguro que, si eres de lxs que se sienten identificados con algunas de mis palabras, te gustará.

Con todo el cariño y recién salido de mi ser,

Drew

 

PD: ahora, te planteo una pregunta en relación al nombre de mi nuevo blog: ¿Alguna vez te has parado a pensar en el significado que tiene para ti esta frase?

Comentarios

  1. Es increíble que formes parte de la vida de las personas. Tu vitalidad, tu alegría y tu manera de ver la vida.. cuánto nos enseñas y cuánto tenemos que agradecerte.

    Pensando en la pregunta que planteas.. considero qué no somos conscientes de la cantidad de motivos que tenemos para ser felices hasta que la vida por algún motivo nos para. Espero que con tu proyecto nos enseñes a darle al play al botón de la felicidad.

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    1. Gracias por tus palabras, Mireia.

      Estoy totalmente de acuerdo con tu reflexión. ¡A por ese play al botón de la felicidad!

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