LA MEDITACIÓN
Es curioso como el ser humano puede lograr cosas que quizá ni nos planteamos.
En
esta ocasión, te hablaré de mi caso personal y de una cosa en concreto: la
meditación.
Y
seguro que me dejo algo…
Podría
resumir mi primer contacto con la meditación como un martirio.
¡Qué
estrés!
Después
de esa primera toma de contacto con la meditación, tenía dos opciones: volver a
hacerlo o dejarlo.
Y
todos sabemos lo poco que me gusta a mí quedarme con la duda de algo, así que
me decanté por averiguar si podría llegar a meditar algún día o no.
Busqué
información sobre el tema y di con un curso gratuito de Jon Kabat Zinn, un
experto en el área. Realicé su curso unas semanas y…
¡Salí
de dudas!
Yo
también podía meditar.
El
curso te explicaba diversas técnicas de meditación mindfulness, es decir, de
atención plena. Seguí las indicaciones, leí artículos, vi vídeos… ¡hasta hice
un experimento muy top de atención plena con pasas! (Si no sabes de qué hablo,
búscalo y, si te surge algo de curiosidad, te recomiendo que lo hagas).
Después,
simplemente perdí el foco. Bueno, más bien, lo puse en otra cosa (ya te dije
que era muy de hacer cosas).
Pero…
la meditación volvió a cruzarse en mi camino unos meses más tarde.
Y
no seré yo quien le lleve la contraria al universo.
Así
que pasó lo que tenía que pasar, porque ese era el momento adecuado para mí.
Sí,
retomé el hábito de la meditación.
Inicialmente,
recurría a ella en momentos de mayor agobio o estrés para relajarme. Pero, la
meditación va mucho más allá.
Cuando
entendí eso, la incluí en mis hábitos. Ya fueran 5 minutos o 35, pero ahí iba
conmigo de la mano.
Eso
sí, no te mentiré, le dedico menos tiempo del que me gustaría y del que sé que
es necesario. Y lo sé no porque me lo hayan dicho, sino porque lo he
experimentado yo misma.
No
soy ninguna experta en el tema, pero sí puedo decirte que, en mi caso, el
incluir el hábito de la meditación en mi vida, me ha aportado varias cosas
positivas.
Si
tuviera que destacar algo, te diría que el día que medito, logro enfocarme más
en todo lo que hago en mi día y estoy más productiva que otros días en los que
no lo hago.
También,
me ha ayudado mucho a tener más claridad mental y a saber alejarme de los
bucles mentales.
El
abstraerme de los ruidos que pueda haber en el entorno o el centrarme en alguno
en concreto, es algo que he logrado gracias a meditar.
Y
bueno, hay muchos más beneficios asociados a la meditación que te aseguro que
nos benefician.
Para
nada pretendo hacerte instaurar este hábito a tu vida, simplemente comparto
otra de tantas facetas que hay en la mía: la meditación.
Eso
sí, si te han resonado mis palabras o te crea curiosidad o si eres como yo de
esxs a quienes no les gusta quedarse con la duda, ¡pruébalo!
Total,
¿qué puedes perder por sentarte a respirar y a estar presente y contigo mismx
por un rato?
Ya
te contesto yo: tiempo.
Pero
tiempo en el buen sentido.
Parar,
sentir, respirar, estar presente y contigo mismx es una de las mejores
sensaciones que hay.
Yo
a eso le llamo invertir tiempo, que no es lo mismo que perderlo.
Drew,
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