Y TÚ, ¿QUÉ HARÍAS SI NO TUVIERAS MIEDO?

Sé lo que es el miedo.

Lo he sentido muchas veces.

En cosas totalmente distintas.

Quizá hasta pueda ser una ‘experta’ en él de la cantidad de veces que lo he sentido.

Sí, el que sea una cagada, así por norma general, también ayuda a aumentar mi relación con el miedo a nivel ‘experta’.

Seguro que tú también lo has sentido millones de veces.

Bienvenidx.

No estás solx.

Así que vamos a dar un paseo por él en forma de palabras.

La gente, por norma general no suele hablar del miedo.

Ni de él, ni de las cosas que a unx mismx le dan miedo.

En esta sociedad la palabra miedo se ha asociado con la palabra débil.

Yo no lo veo así.

Bueno, no lo veo ahora.

Porque no te voy a decir que antes yo también era de esas.

Para mí el problema es que nos dan miedo demasiadas cosas a lo largo de nuestra vida.

Sí, a ti también.

Piénsalo.

Desde que somos pequeños nuestro entorno nos va alertando de prácticamente todo.

Ellxs lo llaman protección.

Yo, no dejar evolucionar con mi aprendizaje.

A ver, está bien que según vas avanzando en tu vida, tengas familiares y, después amigxs, que vayan cuidándote.

Soy consciente de que lo hacen porque te quieren.

Eso es bonito y de agradecer.

Pero lo que nadie nos enseña es dónde está el límite de ese cuidado.

Yo prefiero darme la ostia y aprender después de ella para no volver a caer en lo mismo.

Pero claro, esto lo sé ahora.

Bueno, hace algún tiempo ya.

Recuerdo el día que me dijeron que el miedo era algo bueno.

Yo flipé.

Dije: ¡cómo puede estar diciéndome esa barbaridad!

Pero conforme iba pasando el tiempo, lo entendí.

El miedo es bueno si lo coges de la mano y lo llevas a tu lado, pero no si te aferras y te refugias en él.

Así que, aunque me seguía pareciendo muy difícil, intenté cogerlo de la mano y avanzar junto a él.

Y no me arrepiento.

Han sido muchas las situaciones en las que, gracias a eso, he podido tirar pa’ lante con una sonrisa final.

Del momento en que me dijeron la frase, hará ya más de 2 años.

Y soy consciente de que no siempre es fácil darle la mano y avanzar.

No tengo ningún miedo en confesar que, en muchas ocasiones, es él quien me ha dominado a mí (y que aún hay ocasiones en que lo sigue haciendo).

Hace una especie de ‘pacto del diablo’ con mi cabeza y, se van juntos de fiesta con todos mis pensamientos.

No hace falta decir que, prácticamente todos ellos, son negativos.

Pero bueno, la vida está para eso, para aprender.

Eso sí, tampoco hay que ser un/a cínicx y decir que sabes darle la mano al miedo en todo.

Habrá momentos, días, situaciones… (o vete tú a saber qué más) en lxs que podrás hacerlo y, otrxs en los que no.

Pero no te fustigues.

Estará bien así.

¿Sabes por qué lo sé?

Sé que estará bien como lo hagas, porque lo estarás haciendo de la mejor manera que sabes en ese momento.

Y, si bajo tu criterio, no está del todo bien, ya tendrás más ocasiones para hacerlo mejor.

La clave está en sacar el aprendizaje y en siempre querer mejorar.

Un consejo: no te compares con nadie, hazlo solo contigo mismx.

Y te lo dice una a quien le ha costado mucho grabarse a fuego esa frase y, sobretodo, aplicarla en su vida.

Seas un/a cagadx, como lo he sido durante mucho tiempo yo, o no, me gustaría dejarte clara una cosa.

Jamás dejes que el miedo domine tu vida.

Ni que determine tus decisiones.

No lo permitas.

No te hará ningún bien.

Dale la mano y avanza.

Recuerda siempre que, igual que durante tu vida te han ido alertando de cosas para que no caigas, el miedo está ahí para protegerte también.

Es una alerta que salta y se planta en el primer plano de tu mente.

Cuando detectes eso, no olvides todo lo que te he contado en éstas líneas.

No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que, si aplicas algún cambio como yo hice en su día, te irá bien.

Sí, la palabra en sí ya no gusta.

Miedo, da mucho miedo.

Pero no te quedes afferradx ahí.

Avanza.

El miedo también puede hacerte remover cosas.

Pueden ser positivas o negativas.

Pero ten por seguro que tu cabeza siempre te mostrará los pensamientos más fáciles para ti y fijo que serán más negativos que positivos.

Son los que mejor sabe gestionar.

No se lo tengas en cuenta.

Tu cabeza también tiene miedo.

No quiere que te hagan daño y, salir de tu zona de confort es una amenaza para ella.

Está bien así, porque, en muchos casos será algo bueno para ti.

Pero, hay que saber determinar en cuáles sí y en cuáles no.

Ahí está lo difícil.

En eso ya no soy experta ni nada de nada.

Porque yo también estoy aprendiendo a hacerme amiga de mi cabecita loca y de esos pensamientos que tan poco me gustan a veces.

La clave aquí es no entrar en bucle o, si lo haces, en saber no hacerle caso a tu mente y salir.

Cuando me pasa, hago dos cosas.

Todo va según me dé.

Bueno, más bien, según me sienta yo.

Eso sí, respirar de manera consciente, siempre me ayuda.

Utilizo la respiración para cambiar el foco a mi cuerpo y dejar la mente a un lado.

O bien, me apoyo en una frase que, puede ser un pensamiento recurso para salir de un bucle (suelo decirme “ahora estoy aquí” o “no soy mis pensamientos” y lo acompaño respirando) o cualquier otro pensamiento que tumbe al que me ha venido.

Lo que sí que tengo claro es que, mi cabeza dice demasiadas cosas al cabo del día como para tenérmela que creer siempre.

Puede estar en lo cierto o, puede que no.

Tampoco quiero saberlo por ahora.

Solo confío y me doy un voto de confianza a mí.

Ya te conté anteriormente que había decidido cambiar mi filosofía de vida.

Hace meses que tomé la decisión de creer más a mi corazón que a mi razón/cabeza/lo que quieras.

Si pasa algo de lo que mi cabeza dice que puede llegar a pasar, ya me preocuparé en su debido momento.

Por ahora, prefiero apartar eso del primer plano de mi mente y no invertir tiempo ni darle protagonismo a lo que son suposiciones.

Llámame confiada.

Quizá lo sea, sí.

Pero he aprendido que dar votos de confianza es algo bueno.

Y hace mucho más bien que estar desconfiando de todo y preocupándote por cosas que, ni han pasado, ni sabes si algún día llegarán a pasar.

Bajo mi experiencia, es una grandísima tontería ocupar tu mente con preocupaciones y pensamientos negativos.

Piénsalo.

Si esas cosas negativas (sean las que sean y del tema que sean) que te dice tu cabeza no pasan, te habrás estado agobiando por nada.

Y si ocurren, ¿qué necesidad tienes de preocuparte dos veces?

Yo ahora estoy (o intento estar) en otro punto.

Valoro mi vida mucho más que mi mente.

En fin, estoy convencida de que, según has ido leyendo mis palabras se han removido mil cosas en ti.

Y te habrán venido mil pensamientos diferentes.

Puede que, a favor o, puede que, en contra.

Eso es lo de menos.

Mi objetivo con éstas líneas ha sido hacer a tu cabeza pensar.

Así que, imagino que, lo habré conseguido.

Eso sí, no te quedes con este momento.

Te invito a que vayas mucho más allá.

El miedo da miedo sí, pero no escucharte y conocerte da mucho más.

Y no vivir algo que, en el fondo deseas, también lo da.

Así lo siento y así lo comparto contigo.

Atrévete y no olvides luchar siempre por tus sueños.

Deseo que tengas mucho miedo y que te ayude a llegar a ellos.

Dale la mano al miedo y vive.

Vívete.

Siente.

Respira.

Por último, permite que me atreva a darte una reflexión final.

Estoy segura de que, sean muchas o pocas (y de cualquier ámbito) las cosas que te dan miedo, no tienes ni la más mínima idea de cuáles son.

Así a voz de pronto digo.

Lo ideal sería que tuvieras identificadas todas esas cosas que te han dado (o pueden dar) miedo para que te sea más fácil darle la mano cuando aparezcan.

Todo lo que traigas al consciente de tu mente, te ayudará para identificarlo más rápidamente cada vez que vuelva de manera inconsciente a tu cabeza.

No pienses que estoy loca o que es una pérdida de tiempo.

Mejor piensa en todas las cosas que no has hecho por tener ese miedo.

O, ves más allá y piensa en todas las que harías si no lo tuvieras.

Y tú, ¿tienes claro qué harías si no tuvieras miedo?

Drew,

Comentarios

Entradas populares de este blog

PAUSAS

ERES RARA

FLUIR