LOS TRECE DE KENYA

Creo que era de esperar que, si mi artículo anterior acababa con mi llegada a Kenya (e inicio de nuestras vacaciones), el siguiente iba a hablar de ello.

No, no hay que ser muy listo ni conocerme mucho para intuir eso.

Pues, tras la odisea que ya te conté hablando sobre la ansiedad, vino el viaje.

El TAN esperado viaje.

Porque sí, aún no habíamos tenido vacaciones (a excepción de nuestra escapada a Andorra).

Así que, solo queríamos (y necesitábamos) a partes iguales desconectar.

Pero del modo que a mí me gusta.

Desconectar para conectar.

Así que, lo hicimos del mismo modo en que en septiembre de 2021 lo hice yo, cuando me fui de retiro a Tenerife con el Club Antigimnasio.

Este año tocaba Kenya y ¡con pareja!

Desde que lo supe, me hizo especial ilusión compartir esto con él.

Porque no deja de ser otra parte de mí.

En mi faceta más hierbas.

Y no cualquiera se digna a conocer y compartir eso.

Así que, gracias Vidi.

Bueno, el viaje.

El resumen fácil y rápido es el siguiente.

11 días en Kenya.

13 personas.

Mitad del viaje en Lamu, en la playa.

La otra mitad de safaris por Masai Mara.

Todo muy bonito, pero el principio y fin eran 2 vuelos de 6 horas.

Y entre medio, un trayecto en jeep de lo mismo.

Bienvenida reventada.

Pero bendita reventada (aunque eso lo digo ahora jaja).

Ahora lo largo.

Como te he dicho éramos 13 personas.

Todos los que fuimos el año anterior a la Antigimnasio Experience de Tenerife más los +1.

Los cuales vienen siendo las parejas de alguien.

Mi +1, Iván.

El de Sori, Álex.

El de Elsa, Fran.

Y también Cristian, a quien ninguno (excepto Raquel y Miguel) conocíamos.

Cada uno de puntos diferentes de España.

Así que la mecánica era que algunos salían de Madrid y otros de Barcelona.

Mi vidi y yo quedamos con Núria, Bea y Luís en la puerta de embarque.

Con toda la sobada por haber dormido tan poco y haber madrugado tanto.

Soraya, Álex, Elsa, Fran, Cristian, Ángel, Raquel y Miguel.

El equipo Madrid.

Punto de encuentro: Doha.

Lo que le dije a mi Sori nada más verla: parece mentira que dos catalanas tengan que encontrarse en Doha cuando una vive en Cataluña y la otra en Badajoz.

A pesar de nuestro cansancio, nos hizo mucha ilusión a todos reencontrarnos.

En ese momento ya podíamos decir que se daba por iniciada la Antigimnasio Experience de Kenya.

De lo que iba a pasar a partir de ahí, sabíamos bien poco.

A mi Vidi eso le ponía un poco “nervioso”, pero yo soy más de no saber ni a qué voy.

Feliciana de la vida, sí.

Nos cuentan lo que venía tras el vuelo que íbamos a coger de Doha a Nairobi.

Dormir 4-5 horas en un hotel.

Desayunar y vuelo interno hasta Lamu.

No recuerdo ni si cenamos.

Solo sé que la mayoría nos fuimos a dormir con lo puesto (suerte que el modelito de las chicas eran leggins y no tejanos como otros…).

Cualquier cosa con tal de rascar unos minutos más de descanso.

Y esto acababa de empezar.

Durante los primeros días en Lamu (en un casoplón de la leche), hubo de todo.

Entrenos en la playa (donde encontré MI ejercicio, el pistol squat), entrenamos mucho y bien y jugamos como niños con el juego ese de la pelota que tanto le gusta a Ángel (como para no jugar, con la de veces que lo dice… jajaja).

Mucha introspección.

Bañitos en la playa.

Visitas al pueblo y a una ONG.

Aquí pudimos conocer a niños (que por un extraño motivo aman los chupa-chups) y hablar con la gente en el mercado en una dinámica de conocer la cultura.

No me preguntéis si hablé mucho con ellos en inglés.

Es lo que tiene ir con gente que sabe bastante, que tú, ni lo intentas.

Aunque mi compra de 2 pulseras de bolitas con la bandera de Kenya, fue todo un éxito.

Expliqué cómo las quería, por qué una sí y otra no y, hasta regateé el precio.

El resultado: mi Vidi y yo felices con nuestras pulseras.

El resto de las dinámicas, tuvieron como punto de unión la vida.

Niñez, adolescencia, llegando a la edad adulta, la vejez y la muerte.

No todos lo momentos fueron fáciles para muchos.

El tratar ciertos temas, hace que removamos emociones.

Esto me gusta, porque al agitarnos, de alguna manera revivimos.

Siempre que hago dinámicas que giran en torno a la introspección, llego a conclusiones que ni había pensado.

También me cambia la perspectiva de ciertas cosas.

Y me replanteo otras muchas.

Así que, para mí la introspección es algo más que necesario en mi vida desde que la conozco.

No sé si eres de lxs que hace cosas en esa línea o de lxs que rehúye.

Aunque tengas la opinión que tengas, yo solo puedo aconsejarte que de vez en cuando, la hagas.

Mi experiencia me dice que voy por el buen camino.

Para mí, el buen camino no es otra cosa que ir en línea y sintonía hacia lo que quieres ir.

Y esto quizá es muy abstracto, pero se puede aplicar a diversas cosas.

Si tienes un objetivo laboral, haz cosas que te acerquen a él, por ponerte un ejemplo.

En mi caso, mi objetivo es de vida.

Así que, todo lo que me acerque a ese estilo de vida que quiero mantener, será estar en sintonía con ello.

Y conmigo.

Y la introspección juega un papel clave en esto.

Porque si no paro y me escucho de vez en cuando, me desvío.

Y eso para mí, no es una opción.

Ya que no estaría siendo fiel a mí misma y a lo que quiero para mí.

Que no es otra cosa que tener salud física, mental y emocional.

Y sentir paz. Calma y paz.

Pero bueno, si eres un/a habitual, esto último ya lo sabrás.

Y que me he ido por las ramas lo más grande, tampoco te extrañará.

Resumiendo, que podríamos decir que esta primera parte del viaje en Lamu, era para reconectar con unx mismx, conectar con el resto del grupo y replantearse cosas.

¡Objetivo conseguido!

Además, en la dinámica orientada a la vejez, me sentí más conectada con mi abueli que nunca.

Hicimos un ejercicio de visualización de nuestro yo anciano.

Y me visualicé mirándome en un espejo en el que mi yo anciano, me decía lo siguiente.

Tu abuela estaría orgullosa de la mujer que has sido durante toda tu vida.

Lloré lo más grande, pero la sentí tan cerca en ese momento…

Cierto es que mis emociones estaban muy mucho a flor de piel porque la semana anterior había hecho un año desde que falleció.

Pero eso no me importó, porque sentí cosas muy bonitas.

Cuando uno se va de retiro, sabe que va a trabajarse a unx mismx.

Puede pasar de todo y puedes sentir cualquier cosa.

Todo es incertidumbre.

Pero este tipo de incertidumbre me agrada.

Dicho esto, voy cerrando ya, porque me estoy volviendo a enrollar.

Así que, hasta aquí llega una muy resumida primera parte de nuestro viaje de Antigimnasio Experience a Kenya.

Drew,

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